[Nota de Opinión] María Rox @duna_rox
¿Camino irreversible?
Gris. Hace unos meses, después del partido contra UDG, que pude ver desde un palco. Nos quedamos varios minutos después de que terminara. Las luces ya se habían ido de la cancha y la noche poblana lo dominaba todo. Allí habíamos dos fanáticos de hueso azul del Puebla, a quienes ni toda la buena vibra de los amigos, nos bajaba el trago amargo del empate.
Los temas de la conversación se fueron por otros rumbos, pero de repente surgía el, “Recuerdas ese falló de Pajoy”, o se caían en él, “No puedo creer en cómo fue el gol del empate”. Finalmente emprendimos el rumbo a nuestras casas, se respiraba la humedad porque había llovido copiosamente. Y mientras la silueta del Cuauhtémoc se dibujaba tras de mí, me pregunte, ¿nos pesará este resultado?
Y después vi con horror como Pajoy mandaba la pelota al demonio en un penal cobrado al minuto 89 frente al conjunto de León. En ese momento mi frustración se volvió el lágrimas, y pregunte, ¿¡Es qué no se quieren salvar!? Seguido de otra serie de calificativos groseros, pero cuya única reyerta era que parecía que el equipo carecía de ganas para buscar resultados que los salvaran del descenso.
Aquel torneo se cerró con un emocionante empate e tres frente a Santos y con más calma se podría proyectar una verdadera salvación. La primera alarma de que las decisiones se estaban yendo por el camino más difícil fue cuando se removió al técnico. Y no porque el tipo fuera una eminencia sino porque ya había tomado el plantel cierto ritmo e idea futbolística.
Luego los refuerzos de último minuto. Y nos lanzamos a la salvación. He visto suficiente, los números, no fallan. Puebla ha hecho todo lo que debe para hundirse. El resultado de ayer cierra las posibilidades a casi nulas, ni siquiera por la derrota sino por cómo se perdió. Frente a un débil Toluca, a años luz de sus mejores versiones, no se hizo nada.
Ahora si nada, ni cuña defensiva, ni todos al ataque. Fue gris, carente de sustancia. El juego del Puebla nos gritó lo que no es, y no es fútbol. Los jugadores, llamados nominalmente futbolistas, no porque lo sean en esencia, se impusieron a los que tienen vergüenza deportiva y amor propio. Las lágrimas de Pampa diametrales a la declaración de Alustiza “Jugamos de visita igual a los que vienen a jugar”, entonces esos pelados que van, ¿ellos no cuentan?
¿Pues que ven, que nosotros no? Que hay que llenar el estadio a un equipo prácticamente descendido cuyas prácticas de venta son abusivas para el consumidor. ¿Cuál es el límite del amor a la playera? Pero esos temas tendrían que estar fuera, pues el que más importa no nos da mucho de qué hablar.
El fútbol, al final, lo que causa que las masas se vuelquen al estadio. Es lo que más ausente ha estado del Puebla en años. Pónganle la etiqueta al que quieran, la realidad es una, este proyecto se fue al demonio, porque no existió desde el principio. Es el descenso, ¿camino irreversible? A menos que pase un milagro, lo es.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de quien la escribe y no busca generar conflictos entre los involucrados, si no generar conciencia en cada lector.
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