(Nota de Opinión) María Rox @duna_rox
Me verás volver.
¿Acaso no lo sabíamos ya? Esta temporada no puede ser la dichosa confirmación de que el Puebla FC regresará a los titulares victoriosos, esta debe ser la temporada donde se salve la categoría. Por eso el encabezado, ¿veremos al Puebla surgir y salvarse o hundirse en la segunda categoría del fútbol?
Una tétrica opinión ha declarado, “si el Puebla desciende podría desaparecer”, en contraposición alguien afirma, “No, mejor que descienda, así podría iniciar de nuevo”. Otros más llaman a la cordura, “¿Descender?, locuras, el Puebla se va a salvar”
Por supuesto todo viene del aficionado. Aquel que durante muchos o pocos años se ha puesto la Franja como símbolo de todo lo bueno del fútbol.
La identificación con el club es vital, es la razón por la cual algunos equipos convocan masas interminables de seguidores. La razón por la que algunos, en un ejemplo tribal, pueden terminar a golpes con otros.
Debajo de una playera de fútbol hay historias buenas y malas. Y cuando alguien decide abrigarla puede no comprender a donde está entrando. El aficionado, el club y los jugadores forman una cultura propia e independiente. Después de todo lo que ha pasado con Puebla en la cancha, de verdad podemos sacar pinchos y antorchas y perseguir a todo quien ha dejado de seguir a la escuadra camotera.
¿Qué representa hoy en día el Puebla FC? ¿O ya no representa nada? Será por eso que poco a poco la pasión que despertaba el club, para bien o mal, parece más bien un lamento hueco y lánguido.
Dante Alighieri en su obra cumbre la divina comedia, narra que a las puertas del infierno se lee, “Todo aquel que entre aquí abandone toda esperanza”. Si el descenso es un infierno, entonces, ¿abandonamos toda fe? ¿Será el fin del conjunto de la franja azul? Se habla de un cambio de color de franja, ¿se podrá identificar el aficionado con una quimera que ya tuvo muchos nombres?
Y como en toda buena gesta homérica, hay un héroe, que raya en lo ingenuo porque, a pesar de tantas y tantas derrotas, tiene una inquebrantable fe. Muchos opinan que el Puebla se salvará. Y que no solo sumará para alejarse del fuego, sino entrará a la liguilla. Es acaso, ¿la premisa de un milagro deportivo?
Sin embargo los hechos plausibles son que el equipo no dio aquel esperado “campanazo”, si es la temporada donde te estás jugando todo, no pasa lo mismo que en las anteriores, es decir, empatar contra rivales “superiores”. Se debió ganar.
Puebla entra a un impasse, los tres siguientes juegos deben representar, mínimo siete puntos, pero es un punto muerto porque de sumar leones aun así lo mandaría a la congeladora. El conjunto de la franja no tiene margen de acción, puede que ni siquiera dependa de sí mismo.
El partido de ayer, el de copa frente a Mérida, fue entretenido, no magistral o una catedral de fútbol, pero tuvo cosas muy positivas. Ante todo se percibe una actitud relajada, no porque no les importe, sino porque no les agorzoma el descenso y por lo tanto pueden desarrollar un estilo de juego mejor.
Pongamos las cosas sobre la mesa. No puede haber actitudes como las de Loboa, donde declara, “Entrevista a los que si van a jugar”, es como decir, “No voy a jugar y estoy molesto”, a pesar de su gol, siente que lo mandaron a jugar copa como un castigo. Mejor actitudes como las de Hércules, un tipo que lleva tres goles y todos los días declara que quiere salvar este equipo.
La solución es tomar esa playera enfranjada en conjunto, afición, jugadores y entorno del club, con la intención de jugar fútbol y hacerlo de la manera más alegre y concreta, la cuestión es, la loza del Puebla existe y puede que ya nos haya hundido.
No podemos mínimo jugar estos últimos meses como los viejos tiempos, los jugadores con ganas y la afición como niños pequeños, apoyando a la franja sin entender si son buenos o malos, y solo porque tienen una playera igual a la de nosotros. Si el Puebla desciende, si se concreta aquella premisa.
De nada habrá servido darle la espalda en sus últimas horas en la primera división.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de quien la escribe y no busca generar conflictos entre los involucrados, si no generar conciencia en cada lector.
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