Puebla Expres

[Nota de Opinión] María Rox @duna_rox

Abolengo y tradición

En el partido pasado frente a Lobos, después de perder y como consecuencia, declare, que peor que haber perdido por goleada, era perder frente a un equipo que no existe como Lobos. Por supuesto me hicieron notar la importancia y deseo de trascender del proyecto del equipo universitario. Cuestión que me parece respetable.

No demerito que el club de la BUAP este creando verdaderos aficionados de cepa. Pero aquello está en pañales. El hecho es que la tradición, no la construye un proyecto, solo el paso del tiempo te la da. La historia del Puebla FC abarca, setenta años de historia, dos campeonatos de liga y cinco copas. Y también dos dolorosos descensos, uno que le costó años en la división de ascenso.

¿Y qué es esa tradición? Es una respuesta emocional a un club de fútbol, que a veces, no tiene que ver con sus resultados presentes. Y no hablo nada más del Puebla, que lleva veintiséis años de sequía y fácilmente unos cuatro de no tener un desempeño decente.

Allí está el Atlas, equipo con 99 años de historia y un solo campeonato, obtenido en 1951. O los gallos de Querétaro, sesenta años de historia y ni una sola estrella. ¿Qué celebran esas aficiones? Sin embargo semestre con semestre, los estadios se llenan, las playeras se venden y los canticos siguen siendo sonoros.

Ni siquiera los llamados cuatro grandes se libran, a excepción del América, llevan años sin ser campeones y su poder de convocatoria no merma ni tantito.

No quiero excederme más ejemplos, mi punto es el siguiente, un equipo que ha resistido el paso de la historia con sus altas y bajas, ofrece a quien lo elige la posibilidad de integrarse a algo mayor, algo que los trasciende. Citando la frase, “el fútbol es lo más importante de lo menos importante”, aplica. Uno quiere ser parte de esa historia.

El sentimiento futbolero no es racional. No justifica que llegue a extremos irracionales o violentos, pero explica porque, aunque el equipo juegue para el perro, los aficionados convencidos no dejan a su equipo. Es su equipo. Por supuesto no todos los seguidores son de cepa, muchos son resultadistas y cambian dependiendo de las buenas rachas.

La identidad futbolera es fuerte porque muchas veces proviene de la más tierna infancia, cuando se ha decidido que el fútbol es bueno y agradable, se empieza por ver los partidos.

Ya sea la mano de un familiar o por incidente acercamiento. Y entonces es cuando colores y formas se vuelven determinantes. También por eso se dice que la camiseta pesa.

Es decir, cuando se juega para un equipo se adopta toda esa tradición. Algunos jugadores así lo perciben y por eso se dice que si se la rompen por los colores, otros, yo creo que más prácticos, son profesionales, pero hasta allí. Y existen aquellos que simplemente terminan por sentirse agraviados y despreciar al club.

En conclusión cada quien puede elegir el equipo que quiera e irle con la intensidad que decida.

En mi caso, yo sigo el proyecto de Lobos, porque final representan a la BUAP, que no es poca cosa. Hay que reconocer que la máxima casa de estudios de la ciudad también tiene su influencia. Pero el único equipo de la ciudad de Puebla y del estado, y también el único que apoyo de corazón, es el Puebla FC. Y en eso no hay espacio, ni habrá, para argumentos racionales.

La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de quien la escribe y no busca generar conflictos entre los involucrados, si no generar conciencia en cada lector.

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