(Nota de Opinión) María Rox @duna_rox
Golpeados pero no vencidos
Tras la victoria frente a Tijuana, las redes sociales vaticinaban una amplia, cómoda e incluso escandalosa victoria sobre Veracruz. Recordando que habían hecho un partido eficiente contra Santos y pensando que jugarían en su casa, más mesuradamente, opté por vaticinar un marcador empatado y un partido ríspido.
“¿Qué no tienes confianza en el Puebla?” El cuestionamiento surgió, era válido, pero encerraba una reflexión profunda. Como seguidor del Puebla FC por supuesto que quieres que gane todos los juegos, faltaba menos. Pero como seguidor del fútbol siempre verás al equipo adelante. También tienen once jugadores en la cancha y todos ellos dos piernas, el rival también cuenta.
Al final del día nos regresamos a casa con una derrota en las maletas. Una que cae en el peor momento, porque Cruz apenas está acabándose el manual de instrucciones y si Chivas no pierde, empezamos semana allá en el último escaño del tema del descenso.
Cruz no salió a la conferencia de prensa, se quedó charlando con los muchachos. No tengo idea de cómo será ese autobús de regreso. Algunos tendrán mirada taciturna, algunos se pondrán los audífonos y se olvidarán del mundo, quien sabe si allá algunos que platiquen. En fin, el partido se acabó, los 95 minutos corrieron y ya es historia, estadística.
El sábado hay otro juego de los llamados importantes, otro rival. Esto es un torneo para jugarse de inicio a fin, no hay tiempo para tirar la toalla, como dicen esto es mole de olla y hay que darle. El rival es odiado y se ha reforzado bien, sin embargo perdió contra los Xolos.
Entonces con todo eso, ¿qué le vaticinamos al Puebla? Nos iremos con los números, nos iremos con el corazón, ¿y qué nos dirá ese tramposo sentimiento? “No pues ahora si perdemos” o será optimista y dirá “Verás que Cruz cambia el planteamiento y le ganamos a las águilas en casa”
Así que, ¿Deberíamos confiar ciegamente en el Puebla FC? ¿Sin importar el rival, sin importar los nombres y trayectoria de los rivales? Puede ser que sí, al final del día el fútbol es un deporte donde las estadísticas se rompen, donde el David derrota al Goliat y donde lo imposible se da.
1954, Suiza. Hungría bajo el comando de Puskás, es favorito indiscutible para llevarse la copa del mundo. Ha masacrado a sus rivales previos y Alemania luce como una presa perfecta. Es más empezando el partido, en ocho minutos ya le había recetado dos goles. Golpeados pero no vencidos, los alemanes metieron el primero en el minuto 10 y el empate ocho minutos después. Después todo se tornó una guerra de poder a poder, y seis minutos antes del final Alemania anotaba el 3-2 que le daba la copa del mundo.
¿Y si el Puebla esta golpeado pero no vencido?, ¿Y si es como esa Alemania, que se ve como la victima perfecta del descenso pero al final del día se pondrá a jugar de poder a poder y nos llevará a la tierra prometida?
No creo que se pueda tener una respuesta hoy, lo que se, es que lo que le faltó al Puebla en este juego fue creérsela. Y eso es la única diferencia con lo que planteó Veracruz. Porque si algo tuvo el plantel de Reinoso fue seguridad. El Puebla si tiene con que ganar, tiene once futbolistas con dos piernas cada uno, y hasta mi última recolección, eso es lo que se necesita para jugar fútbol. Que hay que recordarles a algunos que la titularidad se gana, indudablemente.
Quedan 15 batallas para ganar una guerra llamada descenso, que se diga que “Se perdió la batalla más no la guerra”, mientras eso lo tengan presente, hay una esperanza. Pero tendrá que venir acompañada de la célebre frase de Churchill, “No puedo ofrecerles más que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”, eso es lo que le queda al Puebla, arriesgar, jugar y ganar.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de quien la escribe y no busca generar conflictos entre los involucrados, si no generar conciencia en cada lector.
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